LOS CRÍMENES QUE MANUEL ANTONIO NORIEGA SE LLEVA A LA TUMBA

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CIUDAD DE PANAMÁ — Panamá cierra uno de los capítulos más oscuros de su historia reciente con la muerte del exdictador Manuel Antonio Noriega, pero siguen sin aclarar muchos de los crímenes que cometió durante el régimen militar que gobernó el país entre 1969 y 1989.

El otrora “hombre fuerte”, el último dictador que sojuzgó Panamá entre 1983 y 1989, murió la noche del lunes a los 83 años en un hospital público de la capital panameña, donde llevaba ingresado en la unidad de cuidados intensivos más de dos meses tras sufrir dos cirugías por un tumor cerebral benigno.

El coronel Roberto Díaz Herrera, antigua mano derecha del exdictador y el hombre que le delató y acusó de narcotráfico, entre otros delitos, dijo hoy a Efe que Noriega se ha llevado a la tumba muchos secretos, pero que hay colaboradores suyos que siguen vivos y conocen las “atrocidades” que se perpetraron en Panamá.

“Noriega fue el actor principal de una película que se volvió un drama oscuro y triste, pero en esa película había también otros actores secundarios que no han querido ni quieren hablar y que parece que no estuvieron en el escenario”, afirmó el coronel, que fue jefe del Estado Mayor y segundo al mando del régimen militar panameño.

El exdictador “no era fiscal, no era procurador, era el hombre que mandaba pero durante su régimen había una Corte Suprema, había magistrados, fiscales, procuradores, que fueron cómplices o que al menos sabían cosas y no hablaron”, apuntó el coronel.

En esta misma línea se expresaron los familiares de varias víctimas de la dictadura militar panameña. Edwin Wald Jaramillo, cuya hermana Rita desapareció en marzo de 1977, dijo a Efe que Noriega que fue el “responsable directo” de cientos de muertes que nunca han sido reconocidas ni esclarecidas.

“La justicia panameña es cómplice de todo lo que pasó y nunca ha querido investigar. Aquí prevaleció la corrupción y no la justicia después de la invasión” estadounidense de 1989, que derrocó a Noriega, aseguró Wald Jaramillo.

Cuando desapareció la joven en marzo de 1977, controlaba el país el general Omar Torrijos (1969-1981) y Noriega estaba al frente del G-2, la unidad de inteligencia y contrainteligencia de la extinta Guardia Nacional.

Según un informe elaborado en 2002 por la llamada Comisión de la Verdad, un grupo independiente creado para investigar los crímenes de la dictadura, la joven Rita es una de las 110 personas asesinadas o desaparecidas durante el régimen militar.

Alida Spadafora, hermana del guerrillero izquierdista Hugo Spadafora, asesinado en 1985, cuando Noriega ya había sucedido a Torrijos al mando del país, dijo este martes que ahora el exgeneral “enfrenta la justicia divina”.

“Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar”, publicó en su cuenta de Twitter.

dijo en un breve mensaje en Twitter que la “Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia”, y añadió que “sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz”.

Ya el Gobierno panameño aclaró este martes que esta “semana es normal de trabajo”, al descartar que se decrete algún día libre por duelo en el país, como se acostumbra cuando fallece un expresidente.

“Manuel A. Noriega fue designado Jefe de Gobierno brevemente en 1989, un acto declarado posteriormente inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia. Los días libres se determinan en función del fallecimiento de expresidentes”, dijo una breve misiva oficial.

Noriega fue condenado en ausencia en Panamá a más de 60 años de cárcel por la desaparición y el homicidio de Spadafora, por la muerte del militar opositor Moises Giroldi y por la llamada “Masacre de Albrook“, en 1989, cuando murieron 9 militares que intentaron derrocarlo.

Fue extraditado a Panamá el 11 de diciembre de 2011 tras cumplir más de 20 años en la cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y blanqueo.

Hasta el pasado enero, cumplía sus condenas en la cárcel de El Renacer, a las afueras de la capital panameña. Un arresto domiciliario temporal le permitió ir a casa de una de sus hijas para prepararse para la operación, de la que nunca se recuperó.

Este martes el cadáver del exgeneral descansaba en el Hospital Santo Tomás, el más grande del país, a la espera de que sus familiares acudan a reclamarlo.

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Fuente:EFE

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